Quiero compartirte un ejercicio que te ayude a cuestionar tus diálogos internos que te limitan. Esos tipos de pensamientos son muy hábiles para recordarte los motivos para no animarte a cumplir tus objetivos.
¿Por qué es importante aprender a gestionar tus pensamientos limitantes?
Porque todo lo que te decís tiene un impacto en cómo te sentís.
Y, como te sentís, te predispone de determinada manera para actuar.
Cuando sentís miedo o estás triste, no decidirás hacer las mismas acciones que, cuando sentís confianza o te sentís alegre.
Te voy a compartir un ejercicio con un ejemplo resumido del tipo de preguntas que trabajamos en las sesiones de coaching para cuestionar tus pensamientos limitantes, lo más importante es que lo puedas poner en práctica para tu caso en particular.
Ahí realmente notarás la diferencia.
¿Cómo empezar a superar tus pensamientos limitantes?
Empezá por elegir el pensamiento que más te limite.
El primer paso es que lo cuestiones y dudes de lo que te estás diciendo. Te podés empezar a preguntar, ¿es realmente así?¿no habrá algo que no estoy notando o tengo que aprender?
Por ejemplo, si querés concretar un cambio laboral pero te decís diariamente “no soy constante para lograr lo que me propongo”.
Estás haciendo un juicio sobre tu capacidad de hacer algo. Al cuestionarlo o ponerlo en duda, no das por sentado tan fácilmente lo que decís que no podés hacer.
Ahora te propongo que te hagas unas preguntas
1.¿Para qué te lo estás diciendo?
Por ejemplo, puede ser que estas preguntas te lleven a darte cuenta que te lo decís para no hacerlo, para no enfrentar ese momento que te da miedo, para evitar cambiar tu rutina, para no alejarte de algunas personas.
2.¿Cual es el estándar que hay detrás de ese pensamiento?
Volviendo al ejemplo, al decir que “no soy constante para lograr lo que me propongo”,
¿Cuál es tu estándar de alguien que es constante y logra lo que se propone?¿con qué o quién te estás comparando? .
3.¿En qué áreas o aspectos de tu vida lo probaste para decirlo? ¿en tu trabajo?¿en tu vida personal?
Esto es importante para evitar caer en generalizaciones y tomar como verdad absoluta lo que te decís.
En el ejemplo decir “ no soy constante para lograr lo que me propongo” es una expresión muy general. Quizá podés serlo en ciertos proyectos laborales o en tu vida personal.
4. ¿Cuáles son los hechos concretos que demuestran que no sos constante para lograr lo que te proponés?
En este punto queremos fundamentar con afirmaciones lo que estamos diciendo. Por ejemplo , decir “no soy constante en lo que me propongo porque soy muy desorganizada”. Es cambiar un juicio por otro juicio.
Por otro lado, decir no soy constante al proponerme hacer ejercicio porque me propuse ir al gimnasio 1 vez a la semana el mes pasado y no fui. Eso es una afirmación, ir o no ir es un hecho. De todos modos, se da en un aspecto en particular y no fundamenta para generalizar y decir “no soy constante en lo que me propongo”.
Por último, ¿hubo alguna vez en la que no se cumplió lo que te estás diciendo?.
En ejemplo sería, ¿hubo alguna vez en la que sí fuiste constante?
Un recordatorio
Es muy importante desarmar tu diálogo interno que puede mantenerte en una falsa comodidad, impidiéndote avanzar hacia tus objetivos.
Este fue un ejemplo breve y general del tipo de preguntas que trabajamos en las sesiones de coaching para cuestionar tus pensamientos limitantes, lo más importante es que lo puedas poner en práctica para tu caso en particular!
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