¿Cómo salir de la queja constante en el trabajo? (Un ejercicio para que apliques)
Para empezar me gustaría que te imagines la situación del siguiente párrafo:
“Son las 9 de la mañana y ya me siento cansada. Encima hoy tengo varias reuniones, seguro que ninguna será productiva. Son una pérdida de tiempo. Nadie se pone de acuerdo, siempre es lo mismo. Después me toca recuperar el tiempo y no puedo cortar a horario”.
El párrafo anterior puede ser el diálogo interno de una persona que, aunque no lo sepa, se pasa el día quejándose.
A veces se puede exteriorizar esa queja. La mayoría de las veces con la intención de encontrar otra persona que empatice con uno mismo.
Ese es un desahogo momentáneo.
En ese desahogo no se hace nada en concreto para cambiar la situación.
Por eso la queja te quita el poder, te debilita.
Salir de esa queja implica recuperar ese poder.
Lo difícil es que eso significa hacernos cargo de nuestras elecciones.
Y quizá se puede decir peeero, “yo no elegí el jefe o los compañeros que tengo”, “yo no sabía que este puesto significaba todas estas tarea”, etc
Hacerse cargo requiere un trabajo interno.
Un trabajo que te lleve a la raíz del tema. Si logramos darnos cuenta que lo que hacemos en nuestro trabajo (más allá que nos guste o no) en algún momento lo elegimos y lo volvemos a elegir, nos pone en una situación totalmente distinta frente a lo que somos capaces de hacer.
La queja no desaparece de un día para el otro. Pero es un ejercicio que se puede entrenar.
Ahora quiero que trabajemos juntas en este ejercicio para salir de la queja laboral. Idealmente te pido que tengas a mano algo para escribir porque así te resultará más efectivo el tiempo que le dediques a este ejercicio:
1-Elegí la queja diaria que suele aparecer en relación a tu trabajo.
(los ejemplos más habituales que me comparten en mis programas de sesiones e instagram son: “siempre es lo mismo, me aburro”, “no tienen en cuenta mis propuestas”,” siento que no hago cosas productivas en mi trabajo”, “el resto de mis compañeros no se ponen las pilas, no se automotivan”, “Me quejo que no me valoran”)
2-Tomate tu tiempo para desarrollar esa queja. Escribí en detalle cuáles son tus razones para quejarte.
3-Ahora escribí, ¿quién o quiénes son los culpables de lo que te pasa? ¿cómo te hace sentir? ¿enojo, tristeza, frustración, impotencia?
4-¿Hace cuánto notás que convivís con esa queja? ¿Cuántas veces te ocurre lo mismo en tu semana, mes o año?
5-¿En algún momento esa queja te sirvió para resolver el problema?
Si creés tu jefe, compañeros, pareja, contexto del país en el que estés son los responsables de lo que te pasa,
¿qué margen de acción te queda para solucionar el problema? ¿sólo ellos podrían resolverlos?
(Si los responsables de la situación están afuera uno se tiende a resignar porque no hay nada por hacer)
6-Es necesario TRANSFORMAR LA QUEJA comprendiendo ¿cuál fue la elección que tomaste que te llevó a estar en esa situación? ¿quizá preferiste callar, ocultar cómo te sentís ante la forma de trabajo?
Por ejemplo, decir «yo elegí no decir nada en mi trabajo porque me da miedo lo que van a pensar de mí o de las consecuencias que puede generar» es un primer paso para empezar a hacerte cargo de la situación.
7-El paso siguiente es diseñar acciones, en función de la situación en la que estés, que te abran a más posibilidades. Por ejemplo podés preguntarte,¿Qué puedo hacer YO para mejorar esto? ¿Qué conversación puedo proponer para encontrar una solución?
Esto fue una versión muyyy resumida de cómo se puede salir de la queja constante. En las sesiones de coaching profundizamos este trabajo y lo hacemos de manera constante.
Pero quiero que recuerdes que si estás en esa situación siempre hay algún aprendizaje nuevo que podés adquirir para gestionarla mejor.
Contame si te sirvió este ejercicio en los comentarios, compartilo con quien pueda necesitarlo y si querés que lo trabajemos juntas escribime a contacto@expertasendinero.com
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