Si llegaste hasta acá, es probable que quieras un cambio en tu vida laboral.
Hay algo en tu día a día que ya no está en sintonía con lo que deseás vivir.
Ya sabés que seguir como estás también tiene un costo:
tu energía, tu tiempo y tu motivación.
Y cuanto más lo postergás, más caro se vuelve.
Lo sé porque me pasó.
Y lo sé porque hace años acompaño a otras personas en este proceso.
Y en esto, hay algo que se repite…
Esa sensación de despertarte con pendientes que no te entusiasman,
la pesadez de pensar en el día que se viene,
ese domingo a la noche que se extiende al lunes, al martes, al miércoles.
El loop de pensar “necesito un cambio”
pero no saber por dónde empezar.
Estar en un laberinto laboral del que ya no sabés salir.
Estar construyendo los sueños de otros mientras los tuyos esperan.
La vocecita aparece cada vez que contestás otro mail o entrás a otra reunión:
“Podría estar haciendo algo diferente…”
No estás sola en esto.
Todas pasamos por ese momento en el que nos damos cuenta
de que nuestra vida profesional necesita un cambio.
No porque estés haciendo algo mal —probablemente estés haciendo todo “bien”—
sino porque hay una parte tuya que ya sabe que podés crear algo más grande,
más significativo, más alineado con quien realmente sos.
Esta puede ser la decisión de dejar que llegue el momento ideal.
Es porque algo en vos ya sabe que es tiempo de: