Cómo salir de la zona de confort en el trabajo

Las 2 tácticas para salir de tu zona de confort laboral

¿Alguna vez te preguntaste cómo salir de la zona de confort? Es un término que se volvió muy popular y hasta nos resulta “fácil” usarlo para expresar cuáles son nuestras sensaciones cuando nos sentimos estancadas en la vida profesional.

Diseñar una vida profesional distinta a la que tenemos en el presente siempre implicará salir de lo conocido. Significará “desviarse” de lo que creías que tenías a que hacer o te recomiendan que hagas.

En este artículo no quiero darte tips rápidos de cómo salir de tu zona de confort porque, en este tema, la rapidez no existe. Es un proceso y depende muuucho de qué querés cambiar, los recursos con los que contás y el compromiso que querés asumir. 

Por eso, como coach, a medida que avances en la lectura del artículo, te recomendaré que te hagas preguntas. Preguntas que te permitan ver desde otro punto de vista la cuestión “salir de la zona de confort”. Porque no se trata de salir o no, sino qué es lo que representa la zona de confort para vos, cómo te hace sentir y qué querés hacer al respecto. 

Para empezar, ¿qué es la zona de confort? 

En psicología se usa el término zona de confort cuando una persona adopta una actitud pasiva frente a los hechos que experimenta en su vida.  Desarrolla su rutina sin sobresaltos ni riesgos, pero también sin incentivos. También es un estado que experimentamos en los lugares o situaciones, acciones en las que nos sentimos seguras. 

Incluye todo lo que conocemos, hábitos, formas de pensar en las que nos sentimos parte. 

Por ejemplo, una persona está en su zona de confort cuando trabaja en una misma posición durante mucho tiempo.Se siente segura porque las tareas, el entornos y hasta posibles problemas surgen en un contexto que le es familiar. Pero, a la vez, ese mismo puesto sin “sobresaltos”  no le permite seguir creciendo o aprender cosas nuevas.  También puede ser que lo aburra o cause malestar.  Es valioso contar con ese puesto de trabajo, pero al mismo tiempo, lo aleja de oportunidades que surgirían si intentara cambiar o hacer algo nuevo.

Por eso también se dice que permanecer en la zona de confort nos impide buscar nuevos desafíos, estímulos y aprendizajes para crecer personalmente y profesionalmente.

 

Ahora te pregunto, 

¿cuál es tu zona de confort profesional?

¿cómo la describirías? 

¿cómo te sentís en esa zona de confort?

 

Lo importante es que dediques un momento de calidad para pensar en estas preguntas y puedas escribirlas, así te permitirá tener más en claro cómo empezar a salir de tu zona de confort (si es lo que querés).

 

¿Cuándo conviene salir de la zona de confort laboral?

El problema está cuando vivir en esa zona de confort te genera incomodidad. Yo lo definiría que es cuando sentís que lo que haces cada día no es un reflejo de lo que realmente SENTÍS QUE SOS CAPAZ DE HACER.

Sentís una incoherencia interna. Se hace más notorio que querés aportar más con lo que haces cada día pero justamente no contás con un espacio y  posibilidades para hacerlo. 

 

Te pregunto:

¿De qué manera esa zona  ya se convirtió en un problema para vos? ¿qué es lo que te genera incomodidad de tu zona de confort?

¿Cuándo fue la última experiencia en la que sentiste que creciste personalmente y profesionalmente?

¿Qué es lo que te encantaría hacer más en tu día laboral y no encontrás el espacio o recursos para hacerlo?

 

¿Por qué cuesta salir de esa zona de confort laboral?

Cuando sentimos esa incomodidad e incoherencia en lo que somos y lo que hacemos,  nos empezamos a preguntar qué hay más allá de esa zona. Pero cuando lo hacemos sentimos que avanzamos por la “zona del miedo”.

Quiero compartirte lo que nos dice el biólogo molecular Estanislao Bachrach: “el cerebro está en un modo de supervivencia, son cables y neuronas conectadas que quieren que seas lo más automático y homogéneo posible, que no corras riesgos y repitas porque así se augura la supervivencia del dí­a. Es lo opuesto a cambiar, a hacer cosas distintas, a equivocarse”.

Entonces podríamos decir que nuestro cerebro no es amigo de los cambios. Y en esta línea nuestra mente, mientras avanza en la «zona del miedo», empieza a fabricar pensamientos que nos impiden salir de la zona de confort. 

Es cuando nos invaden todas las dudas. Nos decimos: ¿lo podré hacer?, ¿y si me va mal?, ¿qué opinarán los demás?, ¿y si es muy riesgoso?, ¿y si no soy lo suficientemente buena?, etc etc. 

Adicionalmente, en las sesiones privadas escucho mucho la asociación entre salir de la zona de confort con “arriesgarse”. A la mayoría de las personas no le gusta asumir riesgos! La idea de perder algo nos aterra. Pero mientras sigamos aferradas a todo lo que podríamos perder (aunque nos incomode) nos alejamos de todo lo que podríamos ganar. 

Entonces teniendo en cuentas estos obstáculos, la pregunta es:

 

 

¿Qué hacer para salir de la zona de confort?

Mi recomendación  es no verlo como blanco o negro: salir o no de la zona de confort. Arriesgarme o no arriesgarme. Para mí se trata de avanzar en la zona de aprendizaje para ampliar la visión del mundo, adquirir nuevos conocimientos, habilidades y experiencias.

Por eso te recomiendo que trabajes sobre dos temas:

1. Comprometete con el aprendizaje y la práctica.

Hay varias personas que les gusta aprender y  busca oportunidades para alimentar su curiosidad y tener nuevas experiencias. Pero también hay personas a las que les asusta y no lo intentan salvo que sean obligadas a hacerlo. Porque el aprendizaje los enfrenta a su perfeccionismo o la mirada de otros, por ejemplo.

Independientemente de cual sea tu caso, te propongo que te preguntes:

2. Fortalecé tu autoconfianza.

Esta es una de las trabas que más observo en las sesiones: la falta de confianza en una misma.

No creemos que tenemos talento, no creemos que somos capaces de lograr lo que nos proponemos, no creemos que somos suficientes y merecedoras de alcanzar nuestros sueños. Esto viene acompañado de muchas creencias que se traen muy arraigadas.

 

Por ejemplo, “No nací para…..”

yo no nací para liderar,

yo no nací para hablar en público,

yo no nací para emprender,

yo no nací creativa.

 

Existen muchas limitaciones autoimpuestas para seguir creciendo y salir de la zona de confort. Si sentís que algo de todo esto te pasa, también te recomiendo que empieces por ahí. Y si te interesa el tema de cómo fortalecer tu confianza, estate atenta a mis newsletters semanales (o suscribite si no lo recibís) para enterarte de las próximas novedades!

Por último, para cerrar me gustaría que recuerdes que no es una cuestión de salir o no de la zona de confort. Se trata que crezcas en las dirección hacia lo que deseas para tu vida y que CREAS que es posible alcanzarlo.

 

Espero que te sirva! 

 

Tami

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