¿Cuántas veces te pusiste un objetivo que parecía muy importante pero nunca lo alcanzaste?
Hacer una dieta, tocar un instrumento, aprender un idioma, organizar un viaje, etc. Todas iniciativas de cambio fabulosas para tu vida pero que al final nunca concretás. No sos la única a la que le sucede esto. Las personas solemos empezar ya sea un nuevo interés o actividad, con todo el ímpetu y motivación, pero después de un tiempo abandonamos. ¿Por qué sucede esto?
Estoy convencida que se debe a no tener en claro tus motivaciones, no tener presente tu por qué para realizar esa actividad. La clave es contar con una razón que realmente te movilice y conmueva. Esto será lo que te mantendrá en carrera cada vez que empecés a dudar de por qué insistís en hacer algo.
Ese por qué tiene que transmitir un significado y sentido importante para vos. ¿Pero cómo lo podés descubrir? A veces ese por qué surge con más naturalidad y espontáneamente. Otra veces, me atrevería a decir en las mayoría de los casos, ese por qué no es tan evidente y se necesita más tiempo para descubrirlo. Por eso, es fundamental dedicar tiempo a tu autoconocimiento y desarrollo personal.
¿Qué tiene que ver esto con tu relación con el dinero?
Esta misma regla se puede aplicar en tus finanzas personales. El primer paso para destinar tiempo y esfuerzo para manejar bien tu dinero es descubrir cuál es el motivo que te impulsa a comprometer tu tiempo y energía en ese tema. A casi nadie le resulta atractivo lidiar con la cuentas por cobrar, pagar impuestos, tarjetas de créditos y deudas. A todos nos encantaría estar dedicándole tiempo a otras actividades.
Sin embargo, el dinero es un medio para tener recursos para hacer lo que nos gusta y por eso, es importante gestionarlo bien. En este punto cobra relevancia definir tu por qué. Es decir, aquello que te inspira y se convierta en una de tus prioridades. Tener en mente este por qué hará que sí o sí encuentres tiempo y energía para ocuparte de tus finanzas.
La importancia de tener un por qué
Esto puede sonar básico pero en verdad es muy poderoso.Por ejemplo, decir que mi motivo personal es “querer tener la fortuna suficiente para tener más tiempo libre” puede no alcanzar. ¿Tener el dinero suficiente para no trabajar más, te motiva a dedicarle tiempo y esfuerzo para aprender a administrar tu dinero, tomar cursos y seminarios sobre el tema? Si la respuesta es que no, no es tu por qué.
Debes seguir indagando. Esto es muy distinto a decir “soy una madre soltera con un tipo de trabajo que impide que pueda compartir más tiempo con mi hija. Esto hace que quiera administrar bien mi dinero para encontrar nuevas oportunidades financieras que me permitan pasar más tiempo de calidad con ella” Esto es un por qué muy valioso.
Por eso, el primer paso para invertir o saber administrar su dinero no está en preguntarse cómo hacerlo sino, en primer lugar, por qué hacerlo.
Teniendo esto en mente, te propongo que te tomés un tiempo solo para ti, en un ambiente que te sea cómodo y pienses en tu por qué.
Un guía de preguntas para definir tu por qué
Te dejo una guía que puede servirte para romper el hielo….
- ¿A qué dedicarías tu tiempo si nunca tuvieras que volver a trabajar?¿cómo te sentirías si tuvieras todo el tiempo para pasarlo exactamente como quisieras? ¿en qué sería distinta tu vida si el dinero no fuera una preocupación?Haz un listado de todas las razones que se te ocurran para aprender a manejar tu dinero. Escribe todas las que vengan a tu mente, nos las juzgues ni analices.
- De la lista elige tu top 3 y vuelve a hacerte las preguntas anteriores.
- Finalmente del listado de tres razones, elige UNA que realmente te conmueva y movilice. Toma esa razón como tu por qué y tenlo muy presente sobretodo cuando empieces a dudar del tiempo y dedicación que le dedicas mejorar tu relación el dinero.
“No le pongas excusas a lo que no puedes terminar. Enfócate en todas aquellas razones por las que debas hacer que suceda.” – Ralph Marston.
¿Ya tenés en claro cuál es tu por qué para aprender a manejar tu dinero? Si todavía no lo tenés,¿qué es lo que más te frena? ¡Me encantará leer tus comentarios!
Un beso y un abrazo,
Tami
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